diciembre 8, 2022 - by Redacción Ciberseguridad, Revolución digital, Seguridad

Operación Estratégica.

A finales de septiembre pasado, en las oficinas del Gobierno de México, sucedió algo inesperado pero a la vez con un impacto de gran magnitud por la gravedad de lo ocurrido.

En los pasillos del Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional, el ente neurálgico y técnico operativo de apoyo inmediato del Alto Mando, es decir, del Secretario de la Defensa y su plana mayor, encargado de la planeación y coordinación de los asuntos relacionados con la Defensa Nacional y con la organización, adiestramiento, operación y desarrollo de las Fuerzas Armadas de tierra y aire de México, no daban crédito de lo publicado por una organización de “hacktivismo“ denominada Guacamaya.

Se trataba de un conjunto de documentos oficiales, más de 6 terabytes de información, que fueron extraídos por dicha organización a través del acceso a los sistemas de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), mediante la infiltración anónima, con el objetivo de extraer cientos de miles de archivos de la institución. Fue una operación del grupo “hacktivista“ realizada de manera premeditada, coordinada y que afectó también a otras fuerzas de seguridad y militares de otros países de Latinoamérica.

En México, la SEDENA constituyó desde mediados del sexenio de Peña Nieto el “C.O.C.“, que quiere decir “Centro de Operaciones del Ciberespacio“, la entidad encargada de generar las bases de seguridad y defensa de las actividades que lleva a cabo la institución militar en el ciberespacio. Para ello, ha dispuesto de recursos tecnológicos y humanos capacitados, adiestrados y conformado un conjunto de elementos castrenses especializados en las materias de seguridad de la información, ciberseguridad y ciberdefensa.

En el gobierno federal actual de López Obrador, la situación persistente en materia de ciberseguridad es muy clara: la austeridad republicana implementada en el presupuesto público ha dejado sin recursos suficientes las capacidades del Estado en el ciberespacio.

Los esfuerzos por robustecer las capacidades de ciberseguridad y ciberdefensa que han impulsado desde años anteriores la SEDENA y la Secretaría de Marina Armada de México, se han enfrentado a desafíos mayúsculos por sostener, operativamente hablando, a niveles óptimos a su personal y por supuesto las capacidades de talento humano requeridos para garantizar la seguridad de las operaciones en el ciberespacio de ambas secretarías.

Sin embargo, el Estado Mexicano y su seguridad nacional van más allá de las instituciones militares y navales, pues implica a todo el entramado institucional dedicado a proteger los recursos de la nación, como por ejemplo las operaciones para extraer y procesar los recursos naturales y minerales, especialmente los energéticos, los activos financieros, el sistema bancario, las telecomunicaciones, las industrias de manufactura, especialmente las manufacturas avanzadas o de industria 4.0 conectadas a cadenas globales de valor y las infraestructuras estratégicas y críticas con las que cuenta México para su desarrollo nacional.

Ante el reto mayúsculo de garantizar que todas aquellas áreas del desarrollo nacional sean seguras en un ciberespacio cada vez más vulnerable y complejo, ¿cuál es el estado actual de capacidades tecnológicas y de talento humano capacitado para la ciberseguridad en PEMEX, CFE, las telecomunicaciones, la aviación y aeronáutica civil, el Banco de México y al final del día, para proteger las libertades, el patrimonio y la vida de los mexicanos que enfrentan cada vez más riesgos en el ciberespacio? 

No basta con platicar sobre leyes de ciberseguridad y ciberdelitos, requerimos repensar la seguridad en el ciberespacio desde una doctrina mexicana de nuestra seguridad nacional, de la ciberdefensa y de los intereses y objetivos nacionales.